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3.4.15

Pasar (o no pasar) el examen a la universidad en México: sin comprensión! (y sin futuro!)

Foto: Bulent Kilic, ganador del World Press Photo 2014





Solo para hacer un apunte que asocia dos datos recientes sobre la educación superior en México, una relación en la que nadie parece haber reparado. El primer dato es bien conocido por su recurrencia anual: como cada año la gran mayoría de aspirantes a la universidad (léase: estudiantes con certificado de nivel bachillerato otorgado por el Estado) son excluidos del sistema universitario con base al examen de admisión (Exclusión universitaria y social):


decenas de miles de jóvenes que aspiraban a ingresar en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se quedaron sin un lugar en la máxima casa de estudios; del total que presentaron el examen de admisión, 128 mil 519, sólo 11 mil 490 (8.9 por ciento) podrán estudiar en alguno de los programas ofrecidos por esa institución de educación superior.

El otro dato fue presentado hace un mes por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) como el estudio Habilidades lingüísticas de los estudiantes de primer ingreso a las instituciones de educación superior. Área metropolitana de la ciudad de México, la nota periodística del diario La Jornada señala


Los jóvenes mexicanos que ingresan a la universidad carecen de un dominio del español, lo que genera que no sean capaces de comprender lo que leen, no pueden desarrollar un texto coherente ni poseen elementos de abstracción que les permitan tener éxito en la escuela. 


Los datos revelan que 65 por ciento de los estudiantes de primer ingreso a educación superior no conocen a fondo la lingüística del español, lo que les impide tener éxito en la universidad; sólo 9 por ciento tienen un dominio adecuado de la ortografía y la acentuación, y 43.2 por ciento carece de estrategias para dar forma a un texto. 

Se trata de una investigación cualitativa de cuatro años que se aplicó entre septiembre y noviembre de 2011 a una muestra de 4 mil 351 jóvenes de primer ingreso de 11 casas de estudios, siete públicas: las universidades Nacional Autónoma de México, Autónoma Metropolitana y Pedagógica Nacional; la Escuela Nacional de Antropología e Historia, el Centro de Investigación y Docencia Económicas, el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec, así como en cuatro privadas: Instituto Tecnológico Autónomo de México y en las universidades Iberoamericana, Anáhuac e Intercontinental.  

El estudio evaluó comprensión auditiva y de lectura, expresión escrita y el nivel de conciencia lingüística, con la finalidad de valorar la capacidad reflexiva del español de los jóvenes. Esto con tres pruebas de opción múltiple y la entrega de un ensayo de 300 palabras. 

La habilidad lingüística donde se dio la cifra más alta fue en la comprensión auditiva, pues 72.6 por ciento de los alumnos de nuevo ingreso a ese nivel de estudios entiende lo que escucha. En comprensión de lectura la media porcentual fue de 58.9 en tanto que 49.5 por ciento de los jóvenes evaluados alcanzaron la media en conciencia lingüística.  

Sólo 20 por ciento de los jóvenes obtuvo un resultado alto en comprensión de lectura, mientras 36 por ciento está por debajo de la media.

El estudio advierte que los alumnos de la muestra pertenecen a la población de jóvenes exitosos, pues lograron ingresar a la universidad, situación complicada en este país, pues sólo tres de cada 10 jóvenes en edad de asistir a este nivel de estudios puede hacerlo.  




¿Conclusiones?

La más evidente es que se confirma nuevamente que el test para ingresar a la universidad solo evalúa la habilidad para resolver el test, no hay nada educativo ahí. No están "los mejores alumnos" estudiando en la universidad. 





5.10.13

El castigo en la universidad. ¿Qué hacemos cuando las cosas no funcionan en clase?: Nos indisciplinamos frente a nuestro currículum oculto









"Cuando se acepta descender del pedestal y sumergirse en la realidad micro, donde todo finalmente se decide, es fácil comprender que el servicio público de educación no tiene que ser un servicio uniforme de escolarización, que las soluciones enérgicas son desburocratizadas, que la pluralidad de respuestas locales es la única garantía de respeto por la dignidad humana y que la persona –cada persona– es el auténtico sujeto de su destino." Roberto Carneiro

¿Qué hacemos cuando no resulta lo planeado, los estudiantes no leyeron, no hicieron la tarea no "participan" o no asisten?

Uno: los premios y castigos están a la alza en la universidad (si tu experiencia y percepción es diferente por favor escribe un comentario a este post)

Dos: much@s profesor@s recurren a los premios y castigos (en el escenario del aula los premios son por defecto castigos). Dos modelos recurrentes:
  • Las llamadas "evaluaciones sumativas" que no son más que un régimen de puntos -conductas reforzadas.
  • Los "pasaportes" o "visas", que excluyen de la actividad a quién no cumple con determinada tarea.

Tres: l@s estudiantes y profes tienen la creencia de que "así funcionan las cosas", y ante situaciones de conflicto solicitan e implementan los premios y castigos.

Cuatro: como en el resto de los asuntos de enseñanza-aprendizaje los participantes no tienen herramientas ni espacios de diálogo y negociación.

Cinco: los conflictos se tratan de facto como asuntos íntimos de los que se excluye cualquier tercera voz.

Seis: durante los conflictos o las crisis (por ejemplo, cuando nadie lee) el currículum oculto aparece como performance.




Una cita de un texto oldie pero goody:
“Muchos educadores están acertadamente concientes de que los castigos y amenazas son contraproducentes. Haciendo sufrir a los niños para alterar su comportamiento futuro se puede muchas veces obtener complicidad temporal, pero esta estrategia no los ayuda a convertirse en personas que tomen sus decisiones en forma ética y compasiva. El castigo, incluso referido eufemísticamente como consecuencias, tiende a generar ira, desafío, y deseo de venganza. Más aún, proporciona un modelo del uso del poder en lugar de la razón y rompe la importante relación entre el adulto y el niño.

stickers, estrellas, As y halagos, premios y privilegios, son usados rutinariamente para inducir a los niños a aprender o a cumplir con las demandas de un adulto. Al igual que con los castigos, el ofrecimiento de recompensas puede causar complicidad temporal en muchos casos. Desafortunadamente, las zanahorias no son más efectivas que los palos para en ayudar a los niños a convertirse en personas cuidadosas, responsables o personas que aprendan por sí mismas por el resto de su vida.” Alfie Kohn, El riesgo de las recompensas


L@s profes con más años de servicio fosilizan sus recursos, de tal manera que rara vez se enfrentan a estas crisis, excepto cuando rompen la regla, es decir, cuando intentan algo nuevo. Pero entonces la situación de conflicto e incertidumbre refuerza la percepción de que el modo rutinario es el correcto.

Los puntos y los pasaportes generan una actividad intensa de simulación: l@s estudiantes se viven bajo amenaza (aunque en la mayoría de los casos esa no sea la intención consciente del docente), intentan como sea cumplir el requisito, copian, falsifican papeles... O lo botan.
L@s profes no tienen idea de lo que viven l@s estudiantes bajo este régimen de premios y castigos.

Cuando se apela a la responsabilidad y a la autoconsciencia ("ya estamos grandecitos... cada quien sabe lo que debe hacer... Yo no estoy para ser su madre/padre... Cada un@ decide"), se pretende que la autonomía es algo que se adquiere con la edad -como las canas. 

Además se está alimentando, involuntaria pero contundentemente, el modelo de individuos atomizados y supuestamente autosuficientes cuya libertad reside -oh paradoja- en su imposibilidad de modificar las prácticas sociales en las que participan.


"la teoría que sostiene que los hombres pueden, y deben, procurar su propia felicidad sin hacer caso de las carencias de los demás, es la que triunfa por doquier: en el derecho, en la ciencia, en la religión. Constituye la creencia del día, y dudar de su eficacia es ser un utopista peligroso."

"Aunque la destrucción de las instituciones de ayuda mutua durante los últimos tres o cuatrocientos años ha continuado en la práctica y en la teoría, cientos de millones de hombres siguen viviendo bajo ellas; las mantienen religiosamente y se esfuerzan por reconstituirlas allí donde han dejado de existir. En nuestra relaciones mutuas cada uno de nosotros experimenta sus momentos de rebelión en contra del credo individualista en boga en nuestros días, y las acciones en las que los hombres son guiados por sus inclinaciones mutuas constituyen una porción tan grande de nuestra interrelación cotidiana que si fuese posible ponerle un freno a esas acciones se detendría de inmediato cualquier desarrollo ético posterior." Piotr Alexéievich Kropotkin, La ayuda mutua (1902)


Este post emergió como parte de la actividad del curso-taller de cultura científico-humanística II, en el plantel Casa Libertad de la UACM. ¿Qué ocurrió? Se planeó una actividad a la que pocos asistieron. Ese día compañer@s que realizaron el año pasado un proyecto similar al que estamos trabajando vinieron en horario extra clase a compartir su experiencia y conocimientos. En la deliberación sobre qué hacer decidimos elaborar ahí mismo un video sobre lo sucedido, invitando a l@s que no vinieron a una nueva cita. Esto no estaba planeado. Me parece adecuado llamar a esta acción: indisciplina frente a nuestro currículum oculto, indisciplina frente a la respuesta disciplinaria que se espera de nosotros, indisciplina frente al performance de los premios y los castigos. Aquí el video-maqueta:



Finalmente les copio algunas respuestas del grupo sobre estas reflexiones:
Los premios y castigos podrian ser algo bueno pero como decia la lectura, solo servirá durante un rato y no nos volverá seres capaces de poder sobresalir en ambitos laborales, debido a que así siempre estamos a la espectativa de recibir algo o no recibirlo, y asi seguimos fomentando los mandatos y las sumisiones que se nos han dando durante muchos años. Omar.
Es claro que nos encontramos ante una lucha ante la forma de como se nos ha venido enseñando donde si no es por algún tipo de reconocimiento o alguna clase de represión no somos capaces de hacer nada, es todo un dilema ya que vemos que son pocos los que en verdad dejan de seguir al rebaño. Edgar.
todos estamos dispersos en nuestro individualismo y es un problema muy grave ya que tenemos que trabajar en colectividad pues somos un grupo de trabajo, y dejar a un lado los prejuicios que se tiene hacia los compañeros y unirnos para poder trabajar mejor y que todo funcione bien. Dulce.
es bueno que abordemos en clase las situaciones y problemas que pasan en ellas, y tambien es necesario tomar medidas para que las situación cambie. la importancia de la clase es de cada quien, es verdad, pero si somos un grupo tenemos que ayudarnos el uno con el otro, interactuar mas y creear nuevas actividades. Kike.
Gracias. Desde la ex-cárcel de mujeres de Santa Martha Acatitla, hoy Casa Libertad, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, salud y saludos!

PD: Y cuando no está la autoridá la pasamos bomba



3.9.13

Aprender es confiar en tu propio proyecto creativo... y echar por la borda el calendario escolar

Huvy no logró finalizar en el tiempo escolar el video que en la última parte del curso le traía dando vueltas la cabeza, y sobre el que discutimos y trabajamos en largas asesorías. Uno de esos días cuando la presión del fin de semestre comenzaba a sentirse en el ambiente, Huvy me contó todas las dificultades que le representaba seguir el protocolo de proyecto de indagación que utilizamos, no había podido escribir sus preguntas de indagación ni su justificación. 

Pero en cuanto le pregunté sobre cómo pensaba hacer su video no paraba de hablar sobre las secuencias, los títulos, la música y las imágenes que había estado recolectando y jugando con ellas en su mente y en la compu. De hecho días antes, de manera espontánea, me había ayudado a asesorar otro proyecto de video de una compañera, con propuestas geniales de edición.

Así que pensé, "si me aferro a que Huvy haga el protocolo no va a terminar ni lo uno ni lo otro". Entonces le planteé que enfocará el proyecto de otro modo y le diéramos énfasis a sus ideas audiovisuales. Ese día borroneamos este guión:





Huvy siguió trabajando el guión y el video, pero el calendario escolar como siempre fue implacable. El día de las presentaciones de los proyectos él nos mostró un minuto de video que había editado. Como en otros casos, la evaluación no la hicimos sobre un producto terminado, sino sobre el proceso seguido y los caminos anunciados/entrevistos por el proyecto. Y Huvy tuvo buena nota.

No está demás decir que este era su primer proyecto audiovisual, y que para hacerlo tuvo que aprender sobre la marcha a manejar el software de edición.

El semestre terminó el pasado 5 de julio, y el último día para entregar los proyectos concluidos fue el 12, es decir hace 53 días. Hoy me avisa Huvy que está terminado y lo sube a Youtube. 

He de decir que la pieza es un excelente ejercicio de cine collage y mash up, pero, independientemente del producto, el regalo de Huvy me deja sin palabras. Lo he compartido aquí aceleradamente y limitándome a contar la historia, porque creo que es también un regalo para tod@s quienes hemos estado trabajando en el Aula Abierta, l@s estudiantes y docentes de la UACM que colaboran directamente, pero también para l@s colegas que a diario apuestan por transformar los actos educativos y sacarlos de esa ridícula condición simuladora para humanizarlos(nos). 



27.8.13

"Hay que dictar... porque hay que dictar": voltear la ley de la gravedad del aula


Ferreiro, E.. (1997) La práctica del dictado en el primer año escolar. En Emilia Ferreiro: Alfabetización, teoría y práctica. Siglo XXI, México.




Emilia Ferreiro

El dictado nos conduce hacia las leyes que gobiernan la (j)aula, una práctica que se justifica por sí misma. En la anatomía meticulosa de nuestra Emilia, se destripa todo el tinglado de simulaciones de enseñar y de aprender que parecen gobernar de manera invisible lo que ahí ocurre. L@s niñ@s, l@s estudiantes, que intentan pensar por sí mismos pese a los errores y mecanizaciones absurdas del dictado, son castigados con bajas calificaciones.

En la universidad se apela a una supuesta "libertad de conciencia" del adulto, y se cree estar muy lejos de tales rituales. Pero no es así. En nuestro primer día de clases (y esto lo he hecho con estudiantes de diferentes semestres), ponemos la "trampa del dictado" para comenzar la reflexión sobre las leyes invisibles, la ley de gravedad de la (j)aula. Siguiendo una dinámica similar a la de Santos Guerra, entro al salón de clases, saludo, escribo mis datos en el pizarrón y pregunto "¿tienen con que anotar?", saco mi tableta y empiezo a dictar un texto relacionado al curso. Recuerdo, actuando, las inflexiones de voz de l@s profes que me dictaron en la escuela (casi que vuelven a vivir en mí!). 

Después de un párrafo me detengo y pregunto "¿Por qué escribieron lo que leí?". Hay un desconcierto. Luego comienzan a responder con lo más evidente y revelador: "Porque usted lo pidió". 





Después de escuchar las distintas respuestas, y anotar las ideas claves en el pizarrón, solicito me digan quién las ha anotado en su cuaderno. Así como todos siguieron el dictado, ninguno apunta para sí las ideas de sus compañeros. Y esto se repite con una regularidad bárbara. 

Abrimos entonces el diálogo a nuestra experiencia en la escuela, y a pensar en colectivo cómo queremos que sea nuestro aprendizaje, cómo queremos que sea este ambiente grupal, la comunicación, la responsabilidad y la autonomía.

Dirán que tal vez soy un poco "mala sangre", pero veo dictados en todos los quehaceres universitarios. Veo dictados en: los planes de estudio, las programaciones cortas, las antologías de textos (y sus fotocopias), la cátedra (¿libre?), los trabajos escritos, los exámenes, las investigaciones de tesis...

Viene entonces el problema de la "innovación". Para dejar de tener universidades que dictan se tienen que remover algunas cosas:
  • la atribución de autoridad epistémica al docente (y al programa de estudio);
  • las automáticas ordenaciones del tiempo y el espacio (por ejemplo, la estructura física-mental del aula);
  • el orden de la homogeneidad de las evaluaciones, calificaciones, propósitos, perfiles, etcétera;
  • los portaobjetos del saber, esas ventanitas que recortan el conocimiento en asignaturas, ciclos, disciplinas, etcétera;
  • las dinámicas socio-emocionales vinculadas a todo lo anterior;
  • y un par de cosas más.


Así que como dice mi colega tuitera @ainhoaeus, se ve muy difícil transformar las aulas desde las iniciativas aisladas y personales. 

Dejo aquí la reflexión abierta, y espero sus comentarios. 

Salud y saludos desde la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, plantel Casa Libertad

¡Autonomía Educación y Libertad!





30.6.13

Confesionarios, experimentos y calificaciones: tres máquinas de perfecta mortificación



los confesionarios crean confesiones, pecadores, salvación y condena:






Ángel de la izquierda: "Ve. Comulga con firme feé. constante esperanza. profunda humildad. perfecta mortificación y ardentísima Caridad" Ángel de la derecha: "Si piensas que tus pecados no se tienen de saber, o tú los has de decir o en público se han de saber" (Pintura novohispana del siglo XVIII)


los experimentos conductuales crean estímulos, conductas y teorías:








Jerome Bruner: "nuestros resultados reflejarán los procedimientos de observación y medición que usemos" (Actos de significado)


las calificaciones crean...








Miguel Ángel Santos Guerra: "Siempre me ha llamado la atención la profusión de copia que existe en la enseñanza universitaria. Si se entregasen los apuntes (o se colgasen los textos en la red) se ahorraría el tiempo y gasto del desplazamiento, no se necesitarían aulas para ese menester, se eliminarían los errores de la transcripción y, sobre todo, se evitaría el aburrimiento" (El absurdo arte de la copia)

9.5.13

Reflexión in/docente: solicitud al colectivo



solicitud.
(Del lat. sollicitūdo).
1. f. Diligencia o instancia cuidadosa.
2. f. Memorial en que se solicita algo.

colectivo, va.
(Del lat. collectīvus).
1. adj. Perteneciente o relativo a una agrupación de individuos.
2. adj. Que tiene virtud de recoger o reunir.
3. m. Grupo unido por lazos profesionales, laborales, etc.





«… es preciso que vaya quedando cada vez más claro que, aunque diferentes entre sí, quien forma se forma y reforma al formar y quien es formado se forma y forma al ser formado. Es en este sentido como enseñar no es transferir conocimientos, contenidos; ni formar es la acción por la cual un sujeto creador da forma, estilo o alma a un cuerpo indeciso y adaptado. No hay docencia sin discencia, las dos se explican y sus sujetos, a pesar de las diferencias que los distinguen, no se reducen a la condición de objeto uno del otro. Quien enseña, aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender.»  Paulo Freire. Pedagogía de la autonomía: saberes necesarios para la práctica educativa.
Gracias a Ale Astudillo por recordar esta cita


En territorios nuevos


Quiero compartir una vivencia que escribí así:

En este lugar en el que me encuentro ahora se me ha preguntado varias veces quién soy, qué hago, a qué me dedico, cuáles son mis títulos y credenciales. Y es cansado intentar contestar porque rara vez hay alguien ahí para escuchar. La mayoría quiere una respuesta rápida, algo que sirva para colocar en un cajón prefabricado, en la alacena de las etiquetas sociales que todo lo facilitan pero donde nadie se entiende. Y como siempre que me preguntan quién soy, me envuelvo en una nube, en un sondear algo que siempre me es intangible, peligroso, en construcción, frágil. Y sé, hace tiempo que sé, que en el mundo hay poco lugar para la indecisión, la vagancia y la búsqueda sin destino fijo, o sea algo como yo. Me preguntaron quién iba a cubrir mis grupos mientras tengo este cargo, mientras soy “encargado interino de la coordiación”, y contesté: nadie, no puedo dejar mis grupos. Y pensé: cómo explico que eso que llaman “dar clases” para mi no es dar clases.Me contaron de un profesor que sueña con llegar el primer día de clases y decir a los estudiantes “en qué puedo servirles”. Le preguntaría: cómo hacemos para que llegue ese día, cómo hacemos cada día, cada actividad, cada curso para avanzar hacia allá. 

Comunicación y temporalidad


El otro día que hablábamos sobre comunicación e interacción social con el grupo de lunes y jueves de la tarde se me hizo necesario comunicarme con ustedes. Y esa intuición se reafirmó con el video que compartió Esther en Google+: “cada segundo, dice, contiene opciones incontables, posibilidades y decisiones de las cuales sólo una puede emerger”.





Me acordé de un proverbio chino: “miles de caminos comienzan bajo tus pies”. Y una película, Corre Lola corre, en la que se juega con todas las posibilidades que existen en el tiempo, o como el tiempo no es algo que solo ocurre sino algo que se va constituyendo.

Aquí se puede ver completa






El hecho es que me hice responsable de un trabajo que implica tiempo completo, pues además de las funciones de la coordinación la universidad atraviesa un periodo vital de reconstrucción, un tiempo que exige de toda la comunidad participación, colaboración y creatividad. A veces me pregunto ¿de qué manera lo que hago hoy en la universidad puede tener alguna influencia en lo que será la universidad dentro de diez años? Y en este lugar, lleno de formatos administrativos, nuevos colegas trabajadores, reuniones de planeación, y más reuniones, aprendo mucho de la universidad. Descubro la complejidad del trabajo que representa tomar decisiones, y las dificultades para hacerlo de manera consensada, escuchando y proponiendo.

Con mis limitadas habilidades administrativas, por suerte apoyado por colegas de gran inteligencia y pericia, sé que lo mío está en la barricada de la acción educativa. Estas clases que no he podido estar presente he extrañado enormemente sus voces, sus ideas y su energía. También extraño a mis colegas docentes con quienes trabajo cotidianamente, Ricardo, Gaby y Juan Antonio. Agradezco a Sinaí y Alejandra por el esfuerzo y la manera tan profesional en que apoyan y coordinan mucha de la actividad en los grupos. Me da gran alegría también dar la bienvenida a Fely al equipo, pues tiene mucho que aportar a todos, y el regreso de Arturo y Adrián con quienes comenzamos LaTICFM junto el legendario Danddy.

Pero sobretodo quiero agredecer a todos y todas las estudiantes por confiar en este proyecto, en la aventura que iniciamos con Cinematósfera y con esta propuesta de innovación transformadora, que cada semestre es más un producto colectivo en el que muchas individualidades co-construimos una historia. Aún estaré en la coordinación del plantel por unas tres, máximo cuatro semanas, y quiero solicitar su colaboración para mantener el barco. Tomémoslo como un experimento, en el que queremos probar que los valores de la autonomía, la colaboración y la creatividad son posibles.

Escribamos esta historia, póngamos nuestra marca y veamos a dónde nos lleva. Aquí, en el video de Pescetti, que algunos de ustedes ya conocen, busquemos una guía encontrando la parte de nosotros que es la maestra, la parte que es la alumna y la parte que es el narrador.








Escriban sus comentarios!




27.11.12

El conflicto en la UACM y la criminalización de la educación

Foto: Iván Gomezcesar



A las y los estudiantes de las barricadas, a las y los de rostro cubierto

Una revolución en contra de aquellas formas de privilegio y de poder que se basan en el derecho de obtener conocimientos profesionales debe iniciarse con una transformación de la conciencia sobre la naturaleza del aprendizaje (Ivan Illich, Alternativas)

Until the philosophy which hold one race superior
And another
Inferior
Is finally
And permanently
Discredited
And abandoned –
Everywhere is war –
Me say war. (Robert Nesta Marley Booker)


En un contexto de crisis generalizada del sistema educativo, el conflicto político que se vive actualmente en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) ofrece una oportunidad para observar la representación dominante sobre la educación que comparten diversos actores mediáticos, políticos, gubernamentales y universitarios. Representación deteriorada de lo que significa educar y ser educado que se muestra de manera cruda en respuesta a las características particulares del proyecto de la UACM. Algunas de esas características, como la no selección por medio de examen, la flexibilidad curricular o la democracia interna provocan urticaria a la moral del establishment educativo porque cuestionan la aplastante realidad: la educación muere y la universidad ha llegado a su fin.

Desconocida hasta hace poco en la esfera pública, la UACM se ha vuelto en los últimos dos meses objeto de atención del aparato mediático. Lo que se ve en la pantalla, lo que dicen los opinólogos de toda ralea, lo que se publica en prensa sobre la movilización política de los estudiantes y la universidad pública puede leerse en una temporalidad histórica que se remonta hasta la huelga de la UNAM de 1999-2000. Se reutiliza ahora la figura del ultra irracional, anclada en el personaje de El Mosh, que fue creada en aquel entonces para criminalizar el movimiento estudiantil y justificar la entrada de la Policía Federal Preventiva a Ciudad Universitaria. Figura que activa los prejuicios sociales sobre la marginalidad: los paristas son vagos, ignorantes, adictos a los inhalantes y mercenarios pagados por intereses oscuros. A ello se suma la denostación total de la protesta social que implica asociar la imagen de López Obrador -el mayor “peligro para México” para los medios- como maquiavélico orquestador del caos.

Dentro de este discurso general de criminalización de la protesta destacan las representaciones referidas a la educación y la universidad. Discursos que sostienen significados empobrecidos de la educación, caracterizados por un desconocimiento de la UACM, su historia, su proyecto educativo, y las condiciones de sus estudiantes. Se despliega un feroz nihilismo de todo valor formativo que barre cualquier rastro de un para qué educar. Una pornografía del acto educativo que lo reduce todo a la repetitiva demanda de evaluaciones, a la imagen del “buen estudiante” como un ente que logra cualificarse o es desechado, al incuestionable dominio de unos conocimientos sustentados en la autoridad.

Reducir la enseñanza-aprendizaje a la aprobación, acreditación y titulación fue la estrategia que la rectora Esther Orozco desplegó como moneda de cambio para apelar a la representación dominante, e impulsar una propaganda criminalizadora contra la UACM, sus estudiantes y docentes. Faltando a todo rigor y ética académica, inventó haber realizado un diagnóstico de la universidad, que no consistía más que en la medición (mal hecha) del tiempo que tarda el estudiante en aprobar las materias correspondientes a su plan de estudios. La investigadora del área de genómicas que puede hacer un informe de investigación de acuerdo al formato de revistas internacionales como Nature, entregó un documento que no podría ser aceptado por ninguna publicación académica en el campo de la investigación educativa: sin estructura, sin construcción de variables, ¡Sin referencias! Pero eso es lo que menos importaba.

Amparada en la charola de su prestigio académico, validó e impuso su propio diagnóstico por golpe de autoridad, y salió a los medios a decir que la universidad es un fraude educativo. “¿En qué se basa para decirlo?”, “Hemos hecho un diagnóstico”. Por supuesto que en los medios a nadie le importa si la afirmación está sustentada, si no quién la sustenta. La “medida” de la rectora dice que los estudiantes de la UACM se tardan más tiempo del “esperado” en aprobar los créditos de su licenciatura y (esto no necesitaba ningún estudio) se titulan muy poco. El problema es que la baja o alta acreditación no es una variable, es un dato que necesita ser explicado. Pero Orozco pasó a ordenar cómo deberían ser los cambios dentro de la institución, y más importante, comenzó a etiquetar de “grillo” y “activista” a todo miembro de la comunidad que señalara esta estupidez.

Pedimos objetividad en análisis de conflicto #UACM No son 2 grupos en pelea sino 2 proyectos de universidad: la activista o la académica.
Ante la violencia extrema de un grupo pequeño de #UACM con conexiones externas fuertes, la rectora, el CU y la comunidad pedimos solidaridad (Esther Orozco, tuits desde la cuenta @Estherorozco del 12/11/2012)

La moralidad del eficientismo estandarizado, ignorante de las condiciones socioculturales de comunidades y sujetos, sin dosis alguna de reflexividad, es incapaz de observar sus propios errores. Intenta blanquear su imagen aludiendo a rancios valores de prestigio epistemológico del siglo XIX como la objetividad y el linaje, para camuflar de racional la imposición política de los exámenes de selección. Este lado político de la “política escolar” se ha hecho evidente de nuevo con el caso de la UACM, en el que la voz de la autoridad usa el fracaso escolar para construir la imagen negativa de la protesta. La propaganda impulsada por Orozco ha sido un éxito. Un ejemplo es la fuerza que ha cobrado la construcción social de “El fósil”: una etiqueta que caricaturiza, que alimenta el afán de ridiculizar y desvalorizar –como bullying masivo- y que coloca al Otro en el lugar de lo subhumano. El fósil es un personaje no educable, que tiene una tara.

Si esos muchachos fueron rechazados de otras instituciones no fue por discriminación, fue porque no tenían el nivel para convertirse en universitarios, porque no aprobaron los exámenes de admisión, porque representaban una amenaza a nivel conducta.
¡Imagíneselos a todos encerrados en un mismo salón de clases! ¡Imagíneselos fingiendo que se van a graduar en el tiempo que les corresponde y haciendo como que al final van a obtener un trabajo digno y remunerado! (Alvaro Cueva, “¡Pobres jóvenes! ¡Pobre México!”, Milenio, 11/11/2012

Los estudiantes de la UACM, de los que se pretende estar hablando, no alcanzan la condición humana, son en todo caso humanos con déficit, que no cuentan con el atributo del “nivel”. El juez que habla dicta que el fracaso escolar desautoriza a quien lo porte, y sentencia que quien no aprueba es “amenaza a nivel conducta”. El examen de selección se yergue aquí como artefacto mediático que sin justificación autoriza a hacer afirmaciones del más ramplón naturalismo. Así, el examen, que en la práctica solo mide la capacidad de resolver exámenes, permitiría, por gracia de este salto de autoridad, medir el grado de educabilidad como condición inherente al individuo: presunción de bestialidad que recuerda páginas nefastas de la historia de la segregación.

Hay un terreno fértil en la sociedad para estas imágenes. En el imaginario social la escolarización es un pálido reflejo de lo que fue a mediados del siglo XX. La escuela, que llegó a condensar los ideales posrevolucionarios, símbolo de la movilidad social, se desmorona con la Nación. Las sistémicas complicidades del sindicato y el gobierno han bloqueado y saboteado la educación básica hasta agotarla. Mientras la reforma obliga a realizar maratónicas pruebas estandarizadas sin sentido formativo más que el de copiar información, las escuelas del país obtienen los primeros lugares internacionales en violencia y acoso escolar según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).

La urbanización de las últimas décadas ha erosionado los sistemas rurales tradicionales de crianza. Pocos soportes colectivos quedan para el desarrollo de las nuevas generaciones. En grandes zonas del país la alternativa para los jóvenes es enlistarse en los cuerpos paramilitares para obtener dinero y sentido. No es de extrañar que la sociedad mexicana sufra un deterioro severo de su concepción de la educación: se asume que nada que valga la pena puede aprenderse o lograrse en la escuela; que la vida, la sobrevivencia y todo aquello que nos hace ser quienes somos -motiva, divierte, satisface, beneficia- no se lo debemos al aprendizaje escolar. Y con ello el valor de aprender, conocer, investigar, informarse, leer, se desploman también.

A principios del siglo XX Durkheim expresaba -ahora nos resulta optimista- el supuesto clásico de que “cada sociedad busca realizar en sus miembros, por la vía de la educación, un ideal que le es propio”. Eso quiere decir que detrás del acto educativo habría unas intenciones que lo trascienden, que enviamos a los niños a la escuela o asistimos a la universidad no únicamente para obtener unas calificaciones y unos grados sino por unas metas socialmente deseadas. Hay mucha tinta sobre este “más allá” de la educación, baste para este ensayo citar el Artículo 2 de la Declaración mundial sobre educación para todos, de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura):

La satisfacción de [las necesidades de aprendizaje] confiere a los miembros de una sociedad la posibilidad y, a la vez, la responsabilidad de respetar y enriquecer su herencia cultural, lingüística y espiritual común, de promover la educación de los demás, de defender la causa de la justicia social, de proteger el medio ambiente y de ser tolerante con los sistemas sociales, políticos y religiosos que difieren de los propios, velando por el respeto de los valores humanistas y de los derechos humanos comúnmente aceptados, así como de trabajar por la paz y la solidaridad internacionales en un mundo interdependiente.

Sabemos que las instituciones educativas adoptan estos valores humanistas solo en el discurso, que los funcionarios y reformistas se dan graves golpes de pecho en la retórica de la tolerancia, la paz, y el medio ambiente, pero en la práctica poco se refleja. Llama la atención que en esta criminalización del fracaso escolar de que es objeto la UACM los actores concuerdan en olvidar los derechos humanos. Obtener créditos y títulos no supone ningún propósito de desarrollo para la persona, la comunidad o la sociedad. ¿A quién le puede interesar que estudiar le ayude a ser mejor persona?, ¿Quién, a sabiendas de la simulación extrema del sistema escolar, puede creer que aprender puede ser la diferencia para una cultura de paz? ¿Educar para la vida? Vamos, consigue un título y calla.

No se puede poner en manos de los estudiantes las decisiones, no porque los estudiantes sean buenos, malos o regulares si no porque es un asunto natural de formación. Lo que se necesita, como usted bien lo sabe, es que los profesores sean ellos quienes dirigen el tránsito, ellos son los que tienen el conocimiento, los estudiantes van a la universidad a acceder al conocimiento […] Es un asunto de sentido común, los estudiantes no pueden decir cómo deben ser los programas de estudio (Javier Solórzano, “UACM, la recurrente crisis…”, http://youtu.be/e7CNGL6CKQw, 12/11/2012)

En la guerra de representaciones contra la UACM, las posiciones más conservadoras sobre la educación son compartidas por autoridades universitarias, periodistas e “intelectuales” que tienen el micrófono en los medios:

  1. los estudiantes deben ser pasivos, dejar su formación en manos de expertos acreditados, dedicarse a aprobar pruebas y no perder el tiempo en opinar sobre su propia educación (aprender a obedecer versus aprender a aprender);
  2. las aulas son espacios cerrados que solo deben funcionar bajo la estructura jerárquica de la escuela industrializada, para entrar en ellas docentes y alumnos deben desprenderse de sus identidades y condiciones socioculturales, y debe evitarse a toda costa que el aula se vincule con la sociedad (individualismo versus colaboración);
  3. el conocimiento es legitimado por autoridad, educarse significa reproducir información validada por grupos que detentan el capital cultural, la innovación es excluyente, los fines (los productos) justifican los medios (los procesos), los saberes de sujetos y comunidades son versiones falsas y de potencial criminal (reproducción versus innovación inclusiva)

El desparpajo con el que Solórzano y todo un contingente de “periodistas” se adjudican autoridad para determinar que la educación debe orientarse según los valores de la escolarización de principios del siglo XX no habla más que de la ausencia de debate público y de la nula participación ciudadana. El silencio de los ciudadanos parece decir “si ustedes nos enajenan la responsabilidad en enseñar y aprender pues quédense su escuela”. La ausencia de todo para qué educar en la representación dominante de la educación es un síntoma de la inminente desaparición de la escuela como la conocemos. En el momento histórico de México, en el que la educación para la paz, el diálogo, la construcción comunitaria y la formación para la vida son indispensables, la apología maniquea de la eficiencia resulta criminal.

Hoy más que nunca imaginar y construir colectivamente otras formas de enseñanza-aprendizaje se constituye como una acción política. Los estudiantes, trabajadores y académicos uacemitas en resistencia alzan una bandera radical por la educación. Ante el contexto de privación cultural y pauperización de las relaciones sociales, apostamos por generar espacios de construcción colectiva, donde se enseña y aprende para buscar alternativas a la vida en común. Reivindicamos el conocimiento como derecho humano y herramienta para crear mundos posibles. Los uacemitas en lucha reclamamos, en palabras de Illich: “el sentido de responsabilidad personal de lo que se aprende y enseña para romper el sortilegio y superar el alejamiento entre el aprender y el vivir”.



El conflicto en la UACM y la criminalización de la educación.pdf
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