30.6.13

Confesionarios, experimentos y calificaciones: tres máquinas de perfecta mortificación



los confesionarios crean confesiones, pecadores, salvación y condena:






Ángel de la izquierda: "Ve. Comulga con firme feé. constante esperanza. profunda humildad. perfecta mortificación y ardentísima Caridad" Ángel de la derecha: "Si piensas que tus pecados no se tienen de saber, o tú los has de decir o en público se han de saber" (Pintura novohispana del siglo XVIII)


los experimentos conductuales crean estímulos, conductas y teorías:








Jerome Bruner: "nuestros resultados reflejarán los procedimientos de observación y medición que usemos" (Actos de significado)


las calificaciones crean...








Miguel Ángel Santos Guerra: "Siempre me ha llamado la atención la profusión de copia que existe en la enseñanza universitaria. Si se entregasen los apuntes (o se colgasen los textos en la red) se ahorraría el tiempo y gasto del desplazamiento, no se necesitarían aulas para ese menester, se eliminarían los errores de la transcripción y, sobre todo, se evitaría el aburrimiento" (El absurdo arte de la copia)

5.6.13

Presencia de ausencia: una clase sobre contexto a partir de un tuit


En el espacio de Twitter que siempre me ha dado tanto de ideas, imaginación, conocimientos, e intercambio sincero, el buen @ibaldr me ha proporcionado la pista para una clase sobre contexto.







Dejemos el poema, que es una joya, para el final.

Veamos el significado de afición que nos da el diccionario de la Real Academia de la Lengua:
(Del latín affectĭo, -ōnis, afección)
1. f. Inclinación, amor a alguien o algo.
2. f. Ahínco, empeño.

Nos encontramos con una bella familia de palabras: afición, afección, afecto, apego, inclinación, amor, empeño, ahínco, eficacia, impresión, enfermedad. Afición trata de la cualidad de la relación que establecemos con una persona, una cosa o una actividad. Algo propio de la experiencia humana, hacer/pensar/jugar con o por afición. Contrarios de afición son indiferencia, desapego, antipatía, apatía.

Según esta breve caracterización semántica de afición, puede verse que el tuit de @ibaldr puede tener una profundidad filosófica: ¿cómo reconstruimos una afición (amor, apego, inclinación) hacia alguien o algo que tuvimos en el pasado? ¿es fácil o cuesta trabajo hacerlo?

En el uso cotidiano relacionamos afición con: pasatiempo, diversión, distracción, recreo, hobby. Pero afición puede indicar muchas cosas. Pensaba en mi gusto por los juegos nocturnos de sombras y luces que se proyectan en el techo y las paredes de una habitación a oscuras cuando los autos pasan por la calle. Hasta hace poco recordé que de niño me quedaba tumbado en la cama contemplando el espectáculo cuando esperaba a mi madre por la noche.

¿Es fácil o difícil volver a una afición antigua?, ¿Podemos volver a experimentar lo mismo o no?, ¿Por qué hemos dejado esa afición?, ¿qué ha cambiado?

La actividad en clase (o en casa) es sencilla: recordemos una afición antigua, algo que antes teníamos inclinación para jugar, coleccionar, realizar, buscar o practicar. Algún juego o diversión por la que sentíamos afecto y a la que nos entregábamos con ahínco y empeño.


Algunas aficiones que compartieron en los grupos son las siguientes:

“Dibujar y leer comics: cuando tenía 8 años me gustaba mucho leer comics y las ilustraciones que más me gustaban las dibuja en un cuaderno hoja blanca, había ocasiones que me tardaba hasta más de tres horas en un solo dibujo, aparte de dibujarlos también los iluminaba cada dibujo terminado lo guardaba en una carpeta”






“Mi afición de pequeña era jugar basquetball, era algo que un grupo de amigas y yo hacíamos todos los días, sin  importar los regaños de nuestros padres. Los días que no jugábamos basketball, sentíamos que algo nos faltaba.”






“Cuando tenía 18 años conocí a un poeta, y nació mi afición el día que por primera vez lei uno de sus poemas, trate muchas veces escribir como él o de menos imaginarme el mundo que describe en cada uno de ellos. Habla de ojos a los que le caben millones de mundos acuáticos cósmicos, de colores preferidos para los ciegos y muchos otros conceptos que utilizaba y me gustaban mucho, trate de escribir algunos poemas y deje esa afición cuando me di cuenta que no podía inventar otro mundo maravilloso o me robaba sus palabras, entonces lo deje de intentar y perdí la afición de escribir poemas.”

“Mi afición era coleccionar tazos, estampas, figurillas de regalo y demás promociones que incluían distintos productos de consumo “comida chatarra”, recuerdo que me emocionaba la idea de tener estas cosas “bonitas” que a mi me gustaban, descubrir alguno nuevo cada vez que compraba un producto me hacía sentir contento, aunque después lo guardaba y ya no lo volvia a ver o usar.Después y con el paso del tiempo me di cuenta de esto último, no tenía sentido consumir algo, gastar en algo, que al final no me va a servir para nada.”



“Mi afición era coleccionar estampas en álbumes, los más representativos en esa época eran
Dragon Ball y Super Campeones, cada vez que salía de la primaria compraba cinco sobres que en ese entonces costaban $1, me quedaba si comer con tal de llenar cada álbum. Mi afición se perdio cuando pase a 6to de primaria, ya tenía una visión de la vida en otras fomas y me importaban otras cosas, los cinco álbumes que llené quedaron olvidados y terminaron en la basura.”


“Mi afición del pasado era escribir mi diario. Esto recuerdo vagamente que sucedió cuando yo tenia entre 9 y 12 años de edad.

Todo comenzó cuando mi grupo de amigas de la primaria me comentaban lo que hacían todas las noches antes de dormir, lo cual era escribir su diario en el que compartían todo lo que les había ocurrido en el transcurso del dia.

Fue ahí cuando me entro el gusto por escribir todo lo que me ocurría a mi, en cada uno de mis días. Llegue a juntar hasta 10 libretas, y lo que me gustaba también era decorar cada una de las páginas y al final poner lo más sobresaliente del día.


Deje de hacer esto porque sentí que ya había terminado una etapa de mi vida y ya no era necesario continuar escribiendo.”



¿Y el contexto?

Nos interesa el problema de cómo reconstruir contextos, del pasado y actuales (y por qué no del futuro) para los proyectos de indagación en marcha. La reflexión que hemos tenido se puede presentar en cuatro:

1. Los elementos de la afición: los recuerdos de algo que nos afectaba en otro tiempo muestran elementos clave de lo que entendemos por contexto:

  • Lugares
  • Temporalidades
  • Personas y grupos
  • Situaciones
  • Objetos
  • Acciones
  • Emociones
  • Significados

2. Los aspectos sociales, culturales e históricos de la afición: de manera indirecta, los recuerdos de afición permiten entrever aspectos más amplios que también son parte del contexto. Por ejemplo, las instituciones: la escuela o la familia. Los medios de comunicación, y sus narrativas e imágenes. Costumbres y tradiciones. Artefactos culturales, dispositivos tecnológicos.

3. La conexión de la biografía con el mundo: La afición conecta un periodo de nuestra vida (las aficiones no son efímeras, de un día o una tarde; algunas tienen más continuidad que otras) con un momento o coyuntura del mundo que habitamos. De esa manera muestran que los contextos son conjuntos entreverados, o configuraciones únicas, y no series acumulativas o contenedores de acciones.

4. Lo intangible e irrepetible: en el recuerdo de la afición hay algo que se nos escapa, algo que es difícil expresar, algo a lo que no podemos volver. Un estudiante,  ante la pregunta de ¿por qué ya no tienes esa afición?, lo dijo con claridad: “perdí el sentido”. No sólo es que ya no estén presentes el lugar, o la persona, o la situación, sino que no es posible volver a “activar” esa configuración única en la que existió la afición.

Finalmente queda pendiente la reflexión sobre la permanencia de la afición, o su huella, o la posibilidad (y en qué condiciones) de volver a ella. El poema que nos ha regalado @ibaldr de Pedro Salinas puede ayudar a palpar esto.


Qué paseo de noche, de Pedro Salinas


¡Qué paseo de noche
con tu ausencia a mi lado!
Me acompaña el sentir
que no vienes conmigo.
Los espejos, el agua
se creen que voy solo;
se lo creen los ojos.
Sirenas de los cielos
aún chorreando estrellas,
tiernas muchachas lánguidas,
que salen de automóviles,
me llaman. No las oigo.
Aún tengo en el oído
tu voz, cuando me dijo:
“No te vayas”. Y ellas,
tus tres palabras últimas,
van hablando conmigo
sin cesar, me contestan
a lo que preguntó
mi vida el primer día.
Espectros, sombras, sueños,
amores de otra vez,
de mí compadecidos,
quieren venir conmigo,
van a darme la mano.
Pero notan de pronto
que yo llevo estrechada,
cálida, viva, tierna,
la forma de una mano
palpitando en la mía.
La que tú me tendiste
al decir: “No te vayas”.
Se van, se marchan ellos,
los espectros, las sombras,
atónitos de ver
que no me dejan solo.
Y entonces la alta noche,
la oscuridad, el frío,
engañados también,
me vienen a besar.
No pueden; otro beso
se interpone en mis labios.
No se marcha de alli,
no se irá. El que me diste,
mirándome a los ojos
cuando yo me marché,
diciendo: “No te vayas”.




Muchas gracias a Ivan @ibaldr por sugerir indirectamente esta clase :)
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