7.10.15

No necesitamos datos


Hace un par de semestres argumenté en una plática sobre el modelo educativo de la UACM que las prácticas cotidianas de docentes y estudiantes tendian a reproducir las formas convencionales de educación. Un colega profesor de la academia de Ciencia Política y Administración Urbana comentó que la reflexión necesitaba datos para ser sustentada. 

Los "datos" son esa manera académicamente reconocida de visibilizar un fenómeno (y por consiguiente invisibilizar otros). Para las aulas la política de los datos significa acallar las voces de quienes ahí tejemos historias con una parte de nuestras propias vidas. Los datos tijeretean, recortan pedacitos de la realidad que luego son deformados para justificar (pre)juicios sobre lo que la realidad debe ser. 

Ya convertidos los datos en afirmaciones, completamente inútiles para los sujetos de carne y hueso que vivimos esa realidad, son utilizados para hacer reformas institucionales, chicas o grandes, que restringen, empobrecen, cohartan los espacios de la práctica.

No, no necesitamos datos. Necesitamos otra sensibilidad. Y otras maneras de hablar y escuchar. Los datos no nos sirven si no podemos reconocernos en lo que decimos con el otro.



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