Me permito reproducir aquí una reflexión de clase de mi hermano-maestro Manuel, pertinente para los tiempos que corren. 
Salud y saludos a todas.
He comenzado –aunque la verdad  ello ya tiene mucho tiempo- a pensar en los aprendizajes del grupo.  Trato de imaginar a cada una de ustedes cuando escribo esto, todas han  tenido la desfortuna de tenerme como docente o como dicen en esta  Universidad y particularmente en esta Unidad, como asesor, que me parece  que no es tan claro ello para todos, pero eso es tema de otra  discusión.
El grupo y lo saben, me encanta,  me es agradable regresar cada sábado y pararme en medio del aula, para  comenzar la clase. Leerles algo, a veces de literatura, a veces de  poesía, a veces hasta mis angustias y sueños en este andar que es la  vida, pero todo ello siempre con un sentir pedagógico central. Es  agradable estar con ustedes, y cuando lo digo, o mejor lo pienso,  observo el aula e imagino a la mayoría de ustedes, con sus miradas  inquietas cual preescolares tratando de indagar hacia dónde va este  cuate.
Al grupo tengo que agradecerle  que nos ha dado la oportunidad de inyectarle vida a la propia unidad,  nos ha dado la posibilidad de pensarnos y repensarnos en los compromisos  que implica el educar y por ende transformar.
Nos ha dado la oportunidad de  mirarnos y reconocernos con nuestras pobrezas conceptuales y con  nuestras irrisorias herramientas que habíamos utilizado para tan  tremenda labor como es el educar.
No sabemos el final de la  historia ni en que acabe todo esto que ahora ilusionamos con el grupo,  el programa de acompañamiento entre iguales con sus múltiples  dificultades e intentos del “ahora sí”, el programa de apoyo terapéutico  en pañales pero andando silencioso y sencillo, pero ya transformando.  El programa de formación docente con sus profesores pensando “¿y qué  hacen esos cuates que me observan en el aula?, ¿y ello para qué sirve?, e  inquietando de ya sus tradicionales formas de enseñar. Y paralelo los  co-docentes aprendiendo a mirar el aula y muchas de las veces sin saber  qué es lo que hacen en la misma o qué es lo más significativo para poder  centrar sus notas en ello. Por supuesto en medio de todo ustedes,  mirando e indagando, tratando de comprender y dándonos la confianza de  que lo que hacemos va por buena ruta a pesar de que no todo sale como lo  planeado, ja, y seguro de ello saben mucho más que nosotros mismos,  pues la vida, el trabajo, lo cotidiano siempre es complejo por un lado  planearlo y por otro que salga tal cual.
Los sábados son pesados, salgo y  entro a una y otra clase, cargo con el desvelo de la noche anterior,  donde el insomnio ha realizado su labor.
Trato de indagar a la luz de sus  miradas la comprensión de mis largas explicaciones, soliloquios  docentes que no logro regular. Apuntan y apuntan y vuelven a apuntar en  sus cuadernos o en sus computadoras, que seguramente algunas de ustedes  cerraran al término de las clases y volverán a abrir el siguiente  sábado. A veces me pregunto ¿Qué tanto apuntan? Y por supuesto, ¿Cuál es  la función del apuntar en el proceso de aprendizaje o comprensión  escolar?
Ciertamente desconozco mucho de  ustedes, ja, - a pesar de que hemos dialogado en las entrevistas, creo  bastante, mas la venganza es que ustedes también desconocen mucho de mí,  pero para ser sincero, ello no me hace feliz, no porque quiera saber en  qué piensan o qué sueñan, dónde viven y a quién besan. Realmente como  elementos estimulantes para la docencia dichas preguntas no son en sí  mismas relevantes, menciono que no son en sí mismas relevantes porque  cuando en qué piensan, en qué sueñan, dónde viven o a quién besan, se  inmiscuyen en las aulas, entonces las mismas se tornan dignas de  indagación pedagógica y en verdad parece broma más lo digo y lo pienso  como realidad educativa concreta.
Espero recuerden lo que dice el  cronopio mayor, ése el Cortazar, cuando dos se desconocen difícilmente  se podrán dar respuestas a las preguntas que se hacen.
Mas parece que por un buen rato  eso de lo pedagógico tendrá que transitar por ese desconocimiento,  digamos que lamentablemente, pues ya ha recorrido por mucho tiempo esa  ruta y hasta el momento no existen indicios claros de que ello sea  benéfico para la comprensión educativa dentro de las aulas.
En fin ya lo iremos discutiendo y espero vayamos haciendo algo al respecto.
Por lo pronto en esta reflexión  nocturna o podemos decir mañanera creo que mientas lo arriba señalado  sucede, lo que debemos hacer es jugar a la transición, ya el grupo dará  la mejor opinión o para ser sinceros dará una opinión si ello es  adecuado o no.
Es decir, la transición implica  jugar con los elementos rituales de la cultura escolar y tratar de ir  construyendo formatos más reales para eso del aprender.
¿Qué significa ello? seguramente se preguntarán.
Significa que a partir de ahora  tendremos un “examen”, ups, el maestro se volvió conductista exclamarán  algunas, espero que después de lo discutido en clase ni siquiera lo  piensen, no por mi persona sino por lo que conceptualmente ello  significa.
Significa que el examen tendrá  un peso importante en su aprendizaje, pero también lo tendrán los  procesos de construcción del mismo, es decir, y en concreto explico.
Solicité un Blog donde subieran sus tareas.
Solicito que podamos hacer un  directorio del grupo con correos y Blog, para que podamos comentar y  crear redes del aprender, es decir, que una parte de su evaluación  tendrá un peso importante en los comentarios constructivos y adecuados  que realicen a los Blogs de sus compañeras.
Obviamente la creación de un  Blog no es lo central, sino que en el mismo reflexiones, lo más que  puedan, esencialmente que lo utilicen como cuaderno, donde coloquen todo  eso que apuntan en clase, las reflexiones sobre cómo va la misma, las  emociones buenas y malas que la clase les generó, lo que las compañeras  les motivó. Sus dudas y sus certezas, es decir coloquen el aula, o lo  que es lo mismo escriban su aula significante.
Cuando hablo de su aula  significante no sólo me refiero a los sábados de 11 y media a 13 hrs, me  refiero a los sábados de 8 a 2 y media, es decir, pensar cómo se va  engarzando cada una de sus materias con la otra aula, la que también  espero refieran, es decir, el aula de la realidad, con sus burocracias,  sus compañeros, con sus niños y los padres de esos niños, con sus cargas  cotidianas y alegrías y tristezas. Las percepciones de sus docentes,  las opiniones sobre los co-docentes, su acompañamiento, las que lo  tengan, o incluso cómo va eso del apoyo terapéutico.
También me refiero a una de las  aulas más importantes, el gran salón de la vida, la que nos dice pa´  donde jalar, en los momentos más difíciles, la que guía nuestros pasos,  para decidir si vale la pena desvelarnos una noche más o dormir con el  amor de nuestra vida, sea una almohada, un cuerpo tibio o la ternura de  nuestro osito de peluche, sincero y fiel como ningún otro.
Es decir, la idea es que en el  Blog coloquen la vida misma, esa vida que atraviesa la escuela, pero  sobre todo la necia necesidad de ser y convertirnos en humanos en el día  a día.
Pensemos que ese es nuestro  trabajo final, con la peculiaridad de que no se comienza a realizar al  final, sino desde YA. Recuerden lo chismoso que son las maquinas, que  las muy cobardes siempre dejan huellas de nuestro andar por el Internet.
Al final pues, solicitare para  su evaluación la “entrega virtual” de su Blog”, donde se encuentren sus  tareas y los trabajos que vayamos realizando, así como el trabajo de  investigación que desarrollaran con respecto a un modelo teórico de su  elección y con respecto a una temática también propia, ya sea un estudio  de caso, ya sea una problemática escolar que quieran indagar.
No, no me volví loco, ya esto en su mayoría lo habíamos comentado, quizá el problema es que hacemos oídos sordos a ello.
Como dicen las abuelas cuando  nos aplican un correctivo o una regla o nos hacen tomar una medicina que  no nos gusta: “Te va a doler o no te va a gustar, pero es por tu bien”,  “ya me lo agradecerás.”
Bueno por ahora eso es todo, en  sus manos esta construir el proceso de transición, es decir, aprender  para aprobar o aprender para comprender.
Saludos y buenos días, ya despierten.
Afectuosamente Manuel


